lunes, 21 de noviembre de 2011


Shakespeare, el genio y sus obras
Por: Firelley Fernández

El inglés William Shakespeare (1564-1616) fue básicamente un creador y un fiel cronista de la vida humana, con sus pasiones y sus noblezas. Creador, porque elaboró un conjunto de obras dramáticas que alcanzan la cumbre de la genialidad humana, muchas de ellas basadas en grandes personajes históricos, mostrando modelos típicos representativos de las cualidades o defectos humanos, como los celos en Otelo.

Asimismo, fue el iniciador del teatro moderno en lengua inglesa y un renovador de la forma porque: sacó el teatro a la calle, pues antes solo la nobleza o el clero podía acceder a él; incorporó el lenguaje popular y la literatura oral; humanizó los conflictos y personajes, ya que profundizó psicológicamente en el ser humano y expuso todas sus cualidades y deformidades.

Para él, sus comedias, dramas y tragedias son solo pretextos para llevar a cabo el análisis de la literatura. Primero atraviesa los paisajes del tiempo, con Antonio y Cleopatra, el Rey Juan y Enrique VIII. En Enrique V alaba a la patria; en Julio César, intenta zafarse de la fatalidad.

El amor, la locura, la ambición y el deseo de poder exagerados convierten a sus héroes de leyenda en personajes casi mitológicos: Macbeth, Romeo y Julieta. En la más completa soledad, el Rey Lear busca a su hija perdida. Lo sobrenatural perfecciona las actitudes de heroísmo en La tempestad, y en Hamlet alcanza las verdades esenciales.

En Shakespeare los géneros desaparecen. Sus comedias iluminan repentinamente los aspectos más trágicos de la existencia humana, y sus tragedias están pobladas de misteriosa fantasía, como en El sueño de una noche de verano. Shakespeare reúne en su mano creadora el universo entero: el hombre y la historia se resumen en sus obras.

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